Aunque hay otros hijos célebres de Gante, como el famoso pintor Juan de Flandes, el ciclista  Bradley Wiggins, el Nóbel de Literatura Maurice Maeterlinck o el presidente del Comité Olimpico Jacques Rogge, sin duda el más importante y el que ha dejado mayor huella es Carlos de Habsburgo, hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, nieto de los Reyes Católicos, soberano de España y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Esa vinculación a la corona hispana se nota en el patrimonio histórico de la ciudad que, al fin y al cabo, constituye el grueso de sus atractivos turísticos. Y es que Gante es una urbe monumental y elegante que acoge el mayor conjunto arquitectónico-artístico de Flandes, región de la que es capital y, a la postre, el sitio con mayor cantidad de monumentos de toda Bélgica, con cerca de cuatro centenares. Por eso se ofrece oficialmente como localización cinematográfica.

Situado en la confluencia de dos ríos, el Lys y el Escalda (que lo dotan de una pequeña red de encantadores canales) , es precisamente esa situación geográfica la que origina su nombre en una etimología de origen celta. De tamaño medio -no llega al cuarto de millón de habitantes- pese a que antaño estaba entre las ciudades más grandes de Europa.

VIERNES

Catedral de San Bavón – 10:00

Salvo que se vaya ad hoc, lo más habitual es visitar Gante en una excursión desde Bruselas aprovechando la cercanía entre ambas ciudades (por cierto, Brujas también está próxima, a treinta y nueve kilómetros) y el hecho de que están enlazadas por un ferrocarril que tarda sólo treinta y cinco minutos en hacer el trayecto. Este tren para en la estación de Gent-Sint-Pieters, que se puede tomar como punto de partida para el inicio de la visita por el casco antiguo, al que se llega tomando el tranvía (línea1 a Korenmarkt) o caminando apenas media hora de tranquilo paseo. Una vez en la zona histórica, ésta puede recorrerse a pie con tranquilidad porque todo está muy cerca. Y, si no, hay otras formas, desde autobuses y taxis al alquiler de bicicletas ¡e incluso vespas!

Pasada la plaza de Koremarkt, foro medieval actualmente peatonalizado, el primer punto de interés es la Sint Baafskathedraal que, como se puede deducir de su complicado nombre, es la catedral local. Dedicada a San Bavón, es un templo que suscribe las características de la mayoría de los de su tipo, mostrando la típica combinación de estilos que atestiguan el tiempo que tardó en terminarse: románico, gótico y barroco. Es inexcusable dedicarle tiempo porque, aparte de la belleza de su arquitectura, un espléndido retablo del siglo XVIII y varias pinturas de maestros flamencos -Rubens entre ellos- hay otras dos razones especiales.

Primera, aquí fue bautizado nada menos que nuestro Carlos I, el monarca más poderoso del siglo XVI. Y segunda, en la catedral se guarda el llamado Políptico de Gante, cuyo verdadero título es la Adoración del Cordero Místico: una pintura al óleo sobre doce tablas firmada por los hermanos Hubert y Jan Van Eyck que está entre esas obras consideradas sin precio; es una delicia pararse a contemplar todos sus detalles.

La Catedral de San Bavón – Imagen: ©depositphotos.com/javax_ber

Plaza Korenmarkt – 12:00

Al salir de la catedral ,y dejando atrás el decimonónico Teatro Real Neerlandés -que está en la misma plaza-, se puede uno acercar a la vecina iglesia de San Nicolás (Sint-Niklaasker), construida en el siglo XIII sobre otra anterior que fue destruida por un incendio el siglo anterior. De estilo gótico escaldiano (en alusión al río que recorre la región), presenta un aspecto macizo y pesado por sus gruesos contrafuertes flanqueados por torres, algo que le confiere una belleza particular y distinta, además de un tono azulado debido a la piedra calcárea de Tournai usada en su construcción..

Eso, al igual que ser la favorita de los gremios de comerciantes (la plaza Korenmarkt era la sede del mercado de trigo), a los que debe muchas de sus capillas, no fue suficiente para garantizar su integridad durante la Reforma Protestante, cuando perdió su decoración gótica, ni su dignidad en tiempos de la Revolución Francesa, período en que se la destinó a cuadra equina. Como también la dañaron las dos guerras mundiales, el posterior proceso de restauración dura hasta nuestros días.

Iglesia_de_San_Nicolas

El skyline de Gante: iglesia de San Nicolás con el Campanario municipal detrás y, a la derecha, la torre de la catedral – Imagen: ©depositphotos.com/j0hnb0y

Ghent, Flanders, Belgium, from the Belfry tower

Panorámica desde el Campanario con la iglesia de San Nicolás en primer término – Imagen: ©depositphotos.com/Saaaaa

Torre del Campanario Municipal – 12:30

No hay que moverse mucho para el siguiente alto. Se trata de la Torre del Campanario o Belfort. Noventa y un metros de altura lo convirtieron en el skyline de la ciudad durante siglos, a contar desde su construcción en el año 1313, no en vano es uno de los campanarios más altos del mundo si no el que más. Como en el caso anterior, es un símbolo del poder gremial en el Medievo y al respecto hay que decir que su función no era religiosa sino ciudadana, para dar la hora, congregar a la gente, avisarla de posibles peligros, etc. De hecho, el mirador -que está a sesenta y cinco metros- proporciona unas magníficas panorámicas de los alrededores.

Pero no hay que mirar hacia fuera únicamente. Dentro espera la famosa campana Roland, considerada prácticamente un personaje más de Gante con atributos de héroe y que, de hecho, lleva el nombre del célebre guerrero carolingio. Otra campana legendaria, la Triomphante, descansa hoy en tierra, en la plaza Braun. Hay cuarenta y cinco campanas más, éstas de menor tamaño, que forman un carillón que se toca mediante un teclado.

Y, puestos a mirar, hagámoslo también hacia arriba para ver la figura que corona la torre: es un dragón dorado llevado desde Brujas y colocado en 1377. Por abajo destaca el bonito edificio anexo, que era la Lonja del Paño: el mercado de tejidos construido entre 1425 y 1450 y que posteriormente sirvió de cárcel; en 1741 se le añadió el Mammenlokker como cuarto de la guardia.

Ver y fotografiar el Belfort puede llevar un rato, al término del cual conviene hacer una parada para comer. Dado lo turístico de la zona, no será difícil encontrar un sitio para ello. Platos típicos son el waterzooi, de tradición medieval y preparado con pescado o pollo, y el stoverij, un estofado de vacuno con riñones e hígado, y el jamón Ganda.

GENT – JUNE 23: Belfort van Gent and Schouwburg from  Saint Baafsprien street on June 23, 2012 in Gent, Belgium.

El Campanario Municipal o Belfort, con la Lonja del Paño delante y el Teatro Real al lado- Imagen: ©depositphotos.com/sedmak

Ayuntamiento – 15:30

Una vez repuestas las fuerzas, toca seguir con la dura vida del turista. Si la jornada empezó con visitas a monumentos religiosos para después inclinarse hacia los de uso civil, ahora seguimos en esa última línea con el más importante de todos ellos: el Ayuntamiento. El Gent Stadhuis, que tal es su nombre en neerlandés, tiene una peculiaridad y es que, en vez de ocupar el centro de una plaza, como es costumbre en España por ejemplo, se ubica en una esquina con fachadas a las calles Hogpoort y Botermarkt. El chaflán se resalta con un elegante balcón donde ondean las banderas.

La primera es la más bella, construida en gótico flamígero del siglo XVI que la hace guardar una cierta similitud con el consistorio de Lovaina; esculturas en hornacinas y vistosos ventanales la decoran confiriéndole una apariencia majestuosa. La fachada de Botermarkt es renacentista, de principios del XVII, y, por tanto, de aspecto más sobrio, a base de líneas rectas clásicas. Las diferencias no se ciñen a lo artístico pues la parte de Hogpoortstraat era la sede de la Keure (una especie de constitución municipal) mientras que en la otra actuaban los parchons o jueces.

Si el exterior del Stadhuis impresiona no digamos el interior, lleno de ornamentos hasta la exuberancia. Y se suceden un ostentoso comedor, el Salón del Trono, la capilla, la Sala de la Pacificación, la Sala de la Armería, una galería de estatuas…

De esta forma termina el recorrido del primer día, que se puede completar callejeando para rebuscar en las tiendas de recuerdos o descubrir los mil y un detalles curiosos que ofrece Gante en cada esquina. en ese sentido, las calles Graslei y Korenlei son un filón, además de tener a mano la Lonja de la Carne, que hoy sirve para promocionar los productos flamencos.

Luego, regreso al hotel para descansar (sea en la ciudad misma, sea en Bruselas) porque a la mañana siguiente aún quedarán cosas por ver. Pero no hay que concluir la jornada sin probar el famoso chocolate belga, sea bebido, sea en bombones.

Ayuntamiento_de_Gante

Imagen: Wikimedia (dominio público)

SÁBADO

Castillo de los Condes de Flandes -10:00

Tras el desayuno (hay que probar unos bollos de canela llamados mastel), de nuevo toca que volver a ese casco histórico que se desarrolla entre el canal de los antiguos muelles y la calle Llimburstraat, zona donde resaltan las citadas calles Graslei y Korenlei ligadas mediante el conocido puente de San Miguel (Sint Michielsbrug), que debe su gracia a la iglesia homónima del siglo XV de la ribera oeste, y que viene a ejercer un papel magnético similar al Karlova, en Praga. Es peatonal y eso facilita que suela estar lleno de gente intentando captar con su cámara la fotogenia del lugar. Para cualquier duda, en la reconvertida plaza Sint-Veerleplein (reconvertida porque antaño se ubicaba allí el cadalso, aún se conserva la picota) está la Lonja del Pescado, que actualmente se usa como Oficina de Turismo.

Pero este día tiene un nombre con mayúsculas: el Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen), una genuina fortaleza medieval que reúne los elementos típicos de este tipo de construcciones: murallas, almenas, torre del homenaje, torreones defensivos, foso, contrafuertes, matacanes, adarves… Cada una de sus dependencias es un museo en miniatura que cuenta parte de la historia del conjunto.

Éste tiene su núcleo original en un castillo de madera construido por Balduino I en el siglo IX sobre unas dunas en medio del río Lys para defenderse de los normandos. Después fue sometido a diversas ampliaciones y reformas, incorporándosele sucesivamente estructuras de piedra, tanto para reforzarlo por fuera como hacerlo más suntuoso por dentro, hasta que en el siglo XII, siendo conde Felipe de Alsacia, quedó terminado con el aspecto que presenta hoy.

En 1407 se estableció allí el Consejo de Flandes (órgano de gobierno y tribunal) y luego serviría como cárcel, casa de la moneda y factoría hilandera hasta que su estado, cada vez más ruinoso, obligó a acometer una restauración; fue en 1894 y después vendrían otras en 1980, 2002 y 2014 (ésta aún se halla sin terminar, previéndose como fecha el próximo verano).

Una visita sin prisas puede ocupar toda la mañana, recorriendo rincones tan asombrosos como los anteriormente citados y teniendo en cuenta que el castillo expone sus extensas colecciones de armas e instrumentos de tortura, tan habituales en este tipo de sitios, recordando uno de los usos que tuvo. Además, los fines de semana suelen verse figurantes ataviados a la moda de la época y caballeros con armadura.

Gravensteen Castle in Ghent, Belgium

El imponente Castillo de los Condes de Flandes – Imagen: ©depositphotos.com/

Muelle de las Hierbas – 13:00

Es la hora de comer pero puede resultar un poco temprano para los viajeros españoles, así que se puede ir haciendo tiempo mientras se da un paseo. ¿Dirección? Por ejemplo, hacia los viejos muelles, para muchos la parte más bonita de la ciudad. Como suele ocurrir, constituyen una zona muy popular gracias al encanto indiscutible que les dan los canales, tan importantes históricamente por el papel que jugaron en el desarrollo comercial de Gante.

Las fachadas tradicionales de sus riberas, muchas pertenecientes a los gremios profesionales de antaño (Casa de los Marineros libres, Casa de los Medidores de Grano, etc), el carácter peatonal extendido a todo el entorno (treinta hectáreas, el mayor de Bélgica), la vista iconográfica del puente de San Miguel y la animación callejera de Korenlei y Graslei -especialmente si luce el sol-, son un buen entretenimiento mientras se busca algún sitio donde comer.

Esta vez se podría optar por una cervecería tradicional. En cualquier caso, hará falta porque aún queda una visita destacada para la tarde, si bien es posible la alternativa de tomársela relajadamente y aprovechar para navegar un poco por el canal. Se puede hacer de varias formas: en alguna de las lanchas de alquiler, en un crucero fluvial, por cuenta propia en canoa o bote de remos e incluso en zodiac. Algunas de estas posibilidades son guiadas y en varios idiomas.

Puente_de_San_Miguel

El Puente de San Miguel – Imagen: ©depositphotos.com/alkir_dep

Muelles_de_Gante

Navegar por los canales, una buena opción – Imagen: ©depositphotos.com/LucicN

Museo de la Ciudad – 16:00

Como casi todas las ciudades, Gante también cuenta con un museo que narra la historia local y desentraña sus secretos y curiosidades. Se llama STAM y se ubica en una sede tan espléndida y preciosa como es la Abadía de Bijoke, del siglo XIV, y un monasterio del XV, a los que se añaden otros edificios más recientes. Resulta divertido moverse entre esas construcciones de piedra mientras se manejan los sistemas interactivos multimedia que permiten al visitante descubrir las cosas experimentándolas por sí mismo.

Es una forma entretenida de conocer el pasado, el presente y el futuro de la capital flamenca, además de constituir una buena introducción al turismo si se hace la visita antes de nada, el primer día. En este caso hemos optado por lo contrario, cerrarla con el STAM a manera de resumen. Hay tiempo hasta las 18:00, su hora de cierre.

Una última propuesta: dar una vuelta en un coche de caballos; los paseos duran media hora y salen desde la Sint-Baafsplein, la plaza de la Catedral. De paso, se tendrá ocasión de contemplar Gante de noche, con iluminación nocturna ganadora de varios premios internacionales y diseñada por el experto Roland Jéol.

GENT – JUNE: Typical houses in morning light from Korenlei and Graselie street on June 24, 2012 in Gent, Belgium.

La fantástica iluminación nocturna de Gante – Imagen: ©depositphotos.com/sedmak

A SIMPLE VISTA: GANTE

Cómo llegar

Avión:  el Aeropuertio internacional de Zaventem (Bruselas) está a tres cuartos de hora; desde allí, el tren Brussel-Nationaal-Luchthaven viaja directamente a Gante. El Aeropuerto de Charleroi se halla a setenta minutos y también tiene trenes hasta esa ciudad, donde se transborda a otro a Gante. Desde varias ciudades de España, hay aerolíneas que operan vuelos a Bruselas, caso de Brussels, Iberia o Air Europa. A Charleroi lo hace Ryanair.
Tren: como decíamos al principio del post, Gante también se enlaza por ferrocarril rápidamente con Bruselas, a donde puede llegarse en alta velocidad desde París, por ejemplo (Eurostar).
Autobús: la compañía Eurolines ofrece medio millar de destinos europeos, Gante incluida. ALSA también tiene un servicio con parada en la ciudad.

Dónde alojarse: hay hoteles de todas las categorías; muy económicos pero bien equipados son el 13 O’Clock Hostel y el Hostel Uppelink, ambos en la zona de Universitestraat. De una estrella es recomendable el encantador Monasterium PoortAckere, que está ubicado en un antiguo cenobio en pleno centro. En el segmento medio se sitúa el Gravensteen, dentro de un palacete estilo Imperio. Y los amantes del lujo se quedarán con el Sandton Grand Hotel Reylof, que también tiene una gracia especial.

Dónde comer: el barrio Pattershol tiene una buena oferta de restaurantes con todo tipo de gastronomías. Si se quieren estrellas Michelin, están el Horseele o el Jan Van Den Bon, pero la lista es muy extensa 8la web de turismo de Gante tiene una). Además, un sitio con el nombre de Chocolato nos da una idea de cuál es su especialidad para la merienda o el desayuno, aunque quien prefiera el café tiene el Belle Histoire en pleno centro.

Dónde ir por la noche: locales con música y baile abundan en Korenmarkt, Klein Turkije, Vlasmarkt, Overpoortstraat y el barrio de los estudiantes. Destacan el Decadance, la discoteca Club 69, el Charlatan, el Club Central

Cuándo ir: un buen momento sería a partir del 21 de julio, cuando empiezan la fiestas de Gante; duran diez días y se subdividen en eventos variados, como los festivales Polé Polé (música en vivo), el Boomtown (de vídeo y música), el MiramirO (teatro callejero), el Ten Days Off (música electrónica) o el Ground Zero (jazz y electrónica). Sea cuando sea la fecha de visita, conviene llevar chubasquero porque el tiempo cambia varias veces a lo largo del día.

Cómo moverse: el centro histórico se puede hacer a pie porque todo está muy cerca, pero hay tranvía y autobuses; además, se alquilan bicicletas y motos.

Más información: Oficina de Turismo oficial (Visit Gent).

Sobre El Autor

Nacido en Oviedo (Asturias), soy historiador de formación y bloguero profesional desde 2009, con atención especial a viajes y turismo. Me gusta conocer otros lugares, bien todo el país, bien centrándome en alguna ciudad. He hecho la casi preceptiva visita a naciones de nuestro entorno europeo, como Portugal, Francia, Italia, Inglaterra, Escocia, República Checa, Rumanía y Grecia, en busca de esa identidad continental común.En el entorno mediterráneo tuve ocasión de hacer realidad un viejo sueño y recorrer Egipto en lo que fue mi primer periplo exótico. Luego siguieron otros igualmente fascinantes como Jordania y Marruecos. También salté el charco para descubrir el Nuevo Mundo, desde México a Bolivia pasando por Costa Rica, Panamá, Colombia y Perú, donde me sentí como en casa.Finalmente, también pude cumplir otro anhelo al viajar a África para ver in situ esos rincones que me fascinaban desde niño por los relatos y películas de exploradores: Kenia y el legado de Karen Blixen, Uganda y las fuentes del Nilo, Ruanda y los gorilas de montaña, el Serengueti o el Cráter del Ngorongoro en Tanzania...Extasiarse ante belleza impactante de la Capilla Sixtina, atisbar el Tesoro de Petra asomando por la abertura del cañón del Sij, sentirse abrumado por los colosos de Ramsés II en Abu Simbel o las pirámides de Giza, escuchar la potencia ensordecedora de las cataratas Murchinson, ver salir el sol desde lo alto del Sinaí o de Machu Picchu, cabalgar por la ribera del Nilo, caminar por la grandiosidad enigmática de Teotihuacán, despertarse al amanecer con el rugido de un león en la sabana, fotografiarse ante la inmensidad blanca del Salar de Uyuni, deambular por el Whitechapel de Jack el Destripador, contemplar París desde lo alto de la Torre Eiffel, navegar por el lago Ness...Todo ello -y lo muchísimo más que aún haya de venir- trato de plasmarlo en imágenes y palabras a través de mi blog El Viajero Incidental y Viajeros de La Brújula Verde.

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