Se acerca el final de 2014, un año que, como todos, a buen seguro habrá repartido alegrías y penas para todos, según cada caso. Lo que sí suele haber en común es la voluntad de despedirlo con diversión, quizá para entrar con buen pie en el venidero 2015.

La Nochevieja es, para muchos, la fiesta más esperada del período navideño. Sus características suelen ser comunes a casi todos los rincones del mundo occidental, aunque con pequeñas diferencias de unos a otros. La cuenta atrás, las campanadas y los fuegos artificiales no faltan en ningún caso; luego, unos brindan con ésta o aquella bebida, se toman uvas o recurren a otros rituales, visten prendas rojas o no…

Todo aquel que busque pasar las últimas horas del año y las primeras del siguiente de una forma especial, novedosa, puede apuntarse a este viaje que le llevará a hacer un recorrido por quince ciudades europeas donde pasar la Nochevieja, descubriendo así las coincidencias y disparidades que se extienden por el viejo continente en estas fechas.

1. MADRID, ESPAÑA

¿Por qué empezar por otro país cuando podemos hacerlo por el nuestro? Además, la capital tiene un lugar emblemático para despedir el año: la abarrotada Puerta del Sol; esta vez en vivo y en directo, sin presentadores televisivos que confundan los cuartos con las horas durante las campanadas del legendario reloj y empleándose a fondo en el uso del cotillón para sembrar la plaza de serpentinas y confetti.

Y sabiendo que aguarda una larga noche de fiesta por delante que puede prolongarse hasta altas horas para rematarse con un chocolate con churros como no se va a encontrar en ningún otro rincón del continente.

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2. LISBOA, PORTUGAL

La versión lisboeta de la Puerta del Sol es la elegante y turística Plaza del Comercio, donde, por una noche, el centro de atención de los presentes no es su magnífica arquitectura ni el arco del triunfo que da paso a la calle Baixa ni la estatua ecuestre del rey Don José I. No, a las 24:00 del 31 de diciembre, la gente estará pendiente del gran reloj para dar la bienvenida al Año Nuevo; sin uvas, pues no es tradición allí, pero sí brindando con champán mientras empieza el espectáculo pirotécnico, reflejándose en las plácidas aguas del Tajo..

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3. PARÍS, FRANCIA

Salgamos de la Península Ibérica para decir adiós a 2014 en uno de los lugares de referencia inevitables. París, la ciudad de las luces y del amor, sin duda una de las más bellas del mundo y destino turístico de primer orden, espera con los brazos abiertos y un buen espectáculo para esa noche. ¿Cabe imaginar algo más romántico, más espléndido, que una cuenta atrás con la Torre Eiffel de telón de fondo, orlada por fuegos artificiales?

En la capital gala hay que sustituir las uvas por unos bombones llamados papillotes y cenar antes en algún sitio original, como uno de los barcos que navegan por el Sena. Claro que si hay niños de por medio, seguramente se habrá elegido la opción de la Nochevieja en Eurodisney, cenando en compañía de los célebres personajes de dibujos animados y un espectáculo.

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4. ROMA, ITALIA

Para muchos, pasar unas vacaciones de Navidad en Roma es un sueño que trasciende lo meramente turístico. Nos referimos a los más devotos, que tienen ocasión de asistir a la Misa del Gallo celebrada por el Papa en persona. Pero, luego aprovecharán para cambiar el chip y pasar la noche más divertida del año en una ciudad que engalana sus fantásticos monumentos para la ocasión.

La Nochevieja romana se caracteriza por una cena donde el plato típico es el cotechino, una especie de salchicha de cerdo que sirve de compango a las lentejas; lentejas, sí, una tradición que viene desde los tiempos de los césares y se asocia a los deseos de buena fortuna para el año entrante. Ese mismo sentido tienen las doce uvas y la costumbre de tirar por la ventana objetos que ya no se necesitarán.

Luego hay fuegos artificiales en el Pincio y conciertos callejeros en sitios emblemáticos (junto al Coliseo, en el Quirinal…). Las multitudes tienden a reunirse en las plazas, buenos sitios también para escuchar música en vivo. Ese aire festivo continúa el 1 de enero con funciones diversas (marionetas, teatro, payasos y similares) para toda la familia.

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5. LONDRES, INGLATERRA

Quien busque una Nochevieja cooly muy de moda de un tiempo a esta parte, tiene que viajar a Londres. La que quizá sea la capital más cosmopolita de Europa celebra el fin de año más masivo y espectacular imaginable, aprovechando la fotogenia del Big Ben y el Támesis para acompañar la típica pirotecnia. Curiosamente, ésta es de pago por la imposibilidad de encontrar hueco para los cientos de miles de personas que salen a la calle.

La noche será larga, con visitas a los pubs de mayor sabor local y amenizada por múltiples conciertos. Y los días anteriores se puede disfrutar de otras actividades exclusivas de estas fechas, como pistas de patinaje y el clásico mercadillo navideño.

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6. EDIMBURGO, ESCOCIA

Una cosa que se encontrará en la capital escocesa y que es extensible a todo el mundo anglosajón, la hemos visto en montones de películas: cuando dan las doce todos rompen a cantar abrazados Auld Lang Syne, un himno que musicaliza los versos del poeta nacional por excelencia, Robert Burns.

Ésa es la principal característica de despedir el año en Edimburgo o cualquier otra localidad del país, teniendo en cuenta que, allí, a la Nochevieja se la llama Hogmanay y tiene connotaciones vikingas, pues son típicos los desfiles de figurantes ataviados de esa forma portando antorchas. En el caso de la capital, el fin de año dura nada menos que cuatro jornadas, durante las cuales se suceden los conciertos y los espectáculos variados de sabor folklórico local.

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7. BERLÍN, ALEMANIA

Aquí tenemos otra capital donde un monumento mundialmente conocido constituye el escenario perfecto para decir adiós a 2014 y entrar en un esperanzador 2015. Hablamos de Berlín y su célebre Puerta de Brandemburgo, en cuyo amplio entorno suele reunirse un millón de personas esa noche tan señalada. Ni el frío invernal ni la más que probable nevada impiden a los músicos tocar toda la noche protegidos -es un decir- por grandes carpas. Es sí, es Alemania y se impone la cerveza sobre el champán.

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8. ÁMSTERDAM, HOLANDA

La temperatura no será mucho mejor en los Países Bajos pero aquí, en vez de carpas, usan un galeón que está anclado en Oostedok. Y es que la capital holandesa ofrece a los sufridos pero entusiastas trasnochadores todo un evento ad hoc: el Light Festival, que arrancó el pasado 27 de noviembre y no termina hasta el próximo 15 de enero, amenizando la vida de la ciudad durante las fiestas.

Cerveza y oliebollen, unas tortas azucaradas, son las delicias locales típicas para afrontar el frío. Especial atención a la iluminación de los puentes tradicionales, que les confiere una imagen entrañable, muy propia de la época.

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9.VIENA, AUSTRIA

Las ciudades centroeuropeas suelen estar cubiertas de nieve en invierno, lo que otorga a la última noche del año un encanto especial. Si éste se combina con la iluminación pertinente y un patrimonio monumental impresionante, hay que apuntar Viena en la lista de posibilidades para despedir 2014 sin dudarlo.

Quizá no se pueda asistir a esa apoteosis navideña que es el Gran Baile del Palacio de Salzburgo, pero es posible solazarse con algo ya internacionalmente conocido como el Concierto de Año Nuevo que ofrece la Orquesta Filarmónica y que cada año se retransmite por televisión a muchos países. El Ayuntamiento vienés instala una pantalla gigante para verlo.

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10. ESTOCOLMO, SUECIA

La capital sueca hace el cambio de un año a otro fundamentalmente frente al Museo de Skansen, sitio perfecto para contemplar el espectáculo pirotécnico, en ese amplio espacio abierto que es Soliden. Una costumbre ya decimonónica que ofrece a los asistentes los inevitables fuegos artificiales y música. Eso sí, es un evento de pago y hay que reservar plaza con tiempo.

Antes, por la tarde, la iglesia de Storkyrkan acoge un popular Concierto de Fin de Año. Por lo demás, esta fiesta no es demasiado familiar ni existe una tradición gastronómica relacionada con ella, optándose por la celebración con amigos en plan juerga nocturna. Algo extensible a otros países de los alrededores; De hecho, muchos escandinavos aprovechan para escaparse a algún sitio exótico y soleado.

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11. COPENHAGUE, DINAMARCA

El Tívoli es uno de los parques de atracciones más renombrados y antiguos del continente. Si ya suele incluirse en la agenda de visitas turísticas de todo aquel que visita la capital danesa, el 31 de diciembre se suma una razón especial para acercarse, ya que constituye el escenario principal de los fastos de fin de año; para ser exactos, no sólo el día 31 sino desde una semana antes. Y, por supuesto, tampoco hay que perderse el mercadillo navideño ni los fuegos que marcan el paso al 1 de enero.

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12. ATENAS, GRECIA

La silueta de un monumento emblemático recortada contra el fondo iluminado por el estallido de fuegos artificiales siempre es un estímulo. Así, qué duda cabe de que la Acrópolis, y más concretamente el Partenón, forman un cuadro imponente cuando llega la noche del 31 de diciembre a la capital griega. Pero si esa zona es protagonisrta en el cielo, en la tierra la diversión se sitúa en algunas de las plazas más destacadas de la ciudad, Syntagma, Monastiraki, Kotzia y Klafzmonos, donde se montan conciertos al aire libre.

Bien es cierto que hay festejos repartidos por todo el callejero, incluyendo pistas de patinaje sobre hielo; sí, en la ciudad helena también y algunas muy grandes, como la del céntrico Christmas Family Park, que además le suma otras atracciones (montaña rusa, coches de choque, etc).

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13. MOSCÚ, RUSIA

Por alusiones, puede ser muy interesante pasar unas navidades en la capital rusa, donde, al igual que en el caso de Grecia, la religión mayoritaria es ortodoxa. Eso sí, hay que tener en cuenta que allí celebran el nacimiento de Cristo trece días más tarde, siguiendo el calendario juliano, por lo que la Nochebuena no llegará hasta el 6 de enero, justo cuando aquí terminamos el día de Reyes.

Consecuentemente, la Nochevieja cae el 13 de enero. Los rusos la llaman Viejo Año Nuevo juntando tres conceptos en uno y la celebran, cómo no, en un lugar tan apropiado como el Kremlin. Masas de gente se reúnen allí para contemplar los espectáculos de pirotecnia y los juegos de luces que lanzan cañones láser hacia arriba.

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14. LA VALLETTA, MALTA

Puestos a proponer nocheviejas originales, difícilmente se encontrará una tan poco habitual, en una isla en medio del Mediterráneo. En fechas navideñas, Malta completamente su apacible apariencia insular para transformarse en un rincón similar a otros de Europa en cuanto a apariencia, si bien el clima más suave y la peculiaridad del lugar le confieren un atractivo singular.

Aunque los actos más destacados son los días 24 y 25 de diciembre, el fin de año también resulta de interés por ver los fuegos artificiales sobre la monumentalidad portuaria de La Valetta y porque Popeye Village, un parque temático dedicado al personaje de dibujos animados, organiza fastos especiales para la familia. Asimismo, el buen tiempo permite organizar conciertos al aire libre, como el de Valletta Local Council o el que se hace en Floriana.

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15. HELSINKI, FINLANDIA

No podíamos dejar pasar al país de Joulupukki (Santa Claus), que a estas alturas del año ya estará en su refugio, de regreso de repartir los regalos, dispuesto a iniciar 2015 en compañía de sus elfos y sus renos. En cuanto a los fineses de la capital, se juntan para beber, bailar, cantar y ver los fuegos artificiales. Eso sí, no suelen ser al aire libre porque el frío lo impide.

Finlandia aporta unos elementos extra, como la nieve, las auroras boreales y ver por la tele un sketch clásico que se emite en todo el norte de Europa. Pero quizá la tradición más curiosa es la que se realiza para predecir la fortuna futura, siguiendo varios posibles métodos: según digan objetos escondidos bajo las tazas o las formas que adopta al solidificar el estaño fundido de una herradura, una vez sumergido en agua; se llama Valaa tinaa.

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Sobre El Autor

Nacido en Oviedo (Asturias), soy historiador de formación y bloguero profesional desde 2009, con atención especial a viajes y turismo. Me gusta conocer otros lugares, bien todo el país, bien centrándome en alguna ciudad. He hecho la casi preceptiva visita a naciones de nuestro entorno europeo, como Portugal, Francia, Italia, Inglaterra, Escocia, República Checa, Rumanía y Grecia, en busca de esa identidad continental común.En el entorno mediterráneo tuve ocasión de hacer realidad un viejo sueño y recorrer Egipto en lo que fue mi primer periplo exótico. Luego siguieron otros igualmente fascinantes como Jordania y Marruecos. También salté el charco para descubrir el Nuevo Mundo, desde México a Bolivia pasando por Costa Rica, Panamá, Colombia y Perú, donde me sentí como en casa.Finalmente, también pude cumplir otro anhelo al viajar a África para ver in situ esos rincones que me fascinaban desde niño por los relatos y películas de exploradores: Kenia y el legado de Karen Blixen, Uganda y las fuentes del Nilo, Ruanda y los gorilas de montaña, el Serengueti o el Cráter del Ngorongoro en Tanzania...Extasiarse ante belleza impactante de la Capilla Sixtina, atisbar el Tesoro de Petra asomando por la abertura del cañón del Sij, sentirse abrumado por los colosos de Ramsés II en Abu Simbel o las pirámides de Giza, escuchar la potencia ensordecedora de las cataratas Murchinson, ver salir el sol desde lo alto del Sinaí o de Machu Picchu, cabalgar por la ribera del Nilo, caminar por la grandiosidad enigmática de Teotihuacán, despertarse al amanecer con el rugido de un león en la sabana, fotografiarse ante la inmensidad blanca del Salar de Uyuni, deambular por el Whitechapel de Jack el Destripador, contemplar París desde lo alto de la Torre Eiffel, navegar por el lago Ness...Todo ello -y lo muchísimo más que aún haya de venir- trato de plasmarlo en imágenes y palabras a través de mi blog El Viajero Incidental y Viajeros de La Brújula Verde.

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