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Vuelos a Sofía

Sofía, capital de Bulgaria, se alza también como su urbe más poblada y como el núcleo económico y cultural del país. Este enclave, fundado entre los siglos VIII-VII antes de Cristo, se ve arropado por los macizos montañosos de Vítosha y Lyulin, que esconden en su precioso entorno los monasterios e iglesias, algo más alejados de la ciudad. Su posición privilegiada a las puertas de Asia, ha convertido a Sofía en un importante nudo ferroviario.

Volar a Sofía

Se trata de un destino cada vez más habitual entre las compañías de vuelos de bajo coste. Un dato importante para el turista es que, hoy por hoy, Sofía es todavía la capital europea más asequible desde el punto de vista económico y, por tanto, aquella donde más se puede disfrutar sin gastar demasiado dinero. El Aeropuerto Internacional de Sofía fue inaugurado en 1930, a unos 10 Km. al este del centro de la ciudad, y con el paso de los años se ha ido modernizando con sucesivas ampliaciones; recibe los vuelos a Sofía de las principales capitales europeas y de todo el mundo.

Formalismo frente a tradición arquitectónica

En la historia de esta vieja ciudad se funden los retazos de su historia comunista con la exuberante arquitectura de las tradiciones neobarroca, rococó y neoclásica. Así, mientras en las afueras de Sofía es posible quedar boquiabiertos con los inmensos bloques de edificios propios del clasicismo socialista y de la arquitectura brutalista, el centro de la ciudad se enaltece con preciosas construcciones notables. Valga como muestra de esto último la catedral ortodoxa Alexander Nevski, el Teatro Nacional Iván Vázov, la Galería Nacional de Arte, el Museo Etnográfico Nacional o la Universidad de Sofía, entre otros. Por supuesto, no se pueden pasar por alto la Iglesia de Santa Sofía, catedral que da nombre a la ciudad, y que destaca entre el paisaje urbano por su intenso e impactante color rojo.

De compras por Sofía

Cruza el centro de la ciudad la Avenida de Vitoscha, una amplia calle peatonal plena de comercios, restaurantes y cafeterías vivas a todas horas, que abre el apetito por la compra compulsiva incluso a los más resistentes. Curioseando por esta zona, tampoco se puede apartar la mirada de algunos de los edificios representativos que se alzan en los márgenes. La Corte de Sofía, la iglesia ortodoxa Sveta Nedelya, la Mezquita Banya Bashi o los antiguos Baños públicos son algunas de las bellas estructuras que acompañan el recorrido.

Un chapuzón y a comer

Sofía es conocida por su gran cantidad de termas y fuentes. Poseen sus aguas propiedades curativas y benéficas, que alcanzan su máxima expresión en las fuentes de Gorna Bana, las de Pancharevo y las de Bankia. Cualquier de ellas es recomendada para descansar y relajarse. A la hora de comer, es posible elegir entre una gran variedad de sopas y ensaladas, siendo los platos principales más recomendados la Kebapcheta - albóndigas muy especias cocinadas a la parrilla - o la Musaka búlgara - hecha con patatas y carne picada. El maridaje de estos platos se puede hacer con los exquisitos vinos de la región o, para los más atrevidos, con el Slivova (aguardiente de ciruela) o el Grozdova (aguardiente de uva). Por supuesto, para postre, el yogur búlgaro es la estrella.

Alojamiento

Una de las ofertas de alojamiento más interesantes de Sofía son los albergues juveniles, los cuales conforman una extensa red por la capital búlgara, y que llevan años funcionando como centros de alojamiento para estudiantes. Otra es pasar unos días en alguno de los tranquilos hoteles que rodean la ciudad, como el Ambassador, que se encuentra a 5 Km. del centro de la ciudad, a los pies de la Montaña Vítosha, y ofrece un ambiente muy tranquilo y acogedor, con todo tipo de comodidades, en un clima sano y agradable.