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Vuelos a Malta

Malta es un Estado del archipiélago maltés, en el centro del mar Mediterráneo. Su capital es La Valletta. Con sus poco más de 400.000 habitantes distribuidos por la isla. La ciudad se encuentra en una península, cuya zona más poblada es Birkirkara, centro comercial y cultural de la isla.

Como llegar a Malta

Su Aeropuerto Internacional, a 8 Km. de la capital, recibe vuelos a Malta de las ciudades más importantes de Europa. Malta es uno de los destinos más visitados en las rutas de cruceros por el mediterráneo. Diversas navieras ofertan durante todo el año viajes por el Mediterráneo con escala en Malta.

El origen del nombre

El origen del nombre de esta isla mítica se diluye entre su nombre griego “Melita” y el fenicio “Refugio”. Colonizada por los fenicios y hasta por los británicos, la isla, que alcanzó su independencia en 1964, es un bello refugio multicultural.

Visitas

La visita puede comenzar por la capital, Valletta, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980, con sus edificios históricos y religiosos cuidadosamente restaurados: la impactante Co-catedral de San Juan, donde se expone una obra maestra de Miguel Ángel, “La Decapitación de San Juan” o el Teatro Nacional Manoel, construido por el Gran Maestro Antonio Manuel de Vilhena hace trescientos años, con sus techos dorados en oro de 22 quilates.

Paseos

Si prefiere caminar, puede ir hasta los jardines Upper Barrakka y admirar el grupo escultórico “Les Gavroches” del escultor maltés reconocido internacionalmente Antonio Sciortino. Desde allí hay una magnífica vista de Las Tres Ciudades: Vittoriosa, Senglea y Cospicua, cuna de la historia de Malta. Si le gusta caminar, nada mejor que perderse en el laberinto de sus callecitas y admirar su arquitectura en madera, sus palacios y jardines. Al norte de la isla, que no demanda más de 45 minutos en ser recorrida, se encuentra Mdina, la ciudad fortificada, nunca conquistada, silenciosa y de extraña belleza.

Arqueología

Los amantes de la arqueología encontrarán a cada paso vestigios y restos de más de siete mil años de historia, como Ġgantija, el monumento independiente de piedra más antiguo del mundo, los templos de Mnajdra y Haġar Qim, en un enclave natural, el Hipogeo en Paola, magníficamente restaurado. Rabat y sus catacumbas; Birżebbuġa, al sur, con restos de la Edad de Bronce en la formación de Borġ in-Nadur.

Playas y sol

Para quienes gustan del sol y los deportes, Malta es el destino ideal: sus doradas playas con el agua templada del Mediterráneo que nunca baja de los 14 grados, nos permiten la posibilidad de bucear a distintas profundidades, entre barcos hundidos y aguas transparentes. Queda muchísimo en el tintero, como la isla de Gozo, sus secretas playas de arenas rojas, riquezas naturales y arqueológicas, o las pequeñas ciudades maltesas que vale la pena visitar.

Comer

Comer en Malta es un viaje por la gastronomía del mundo, pues la cocina maltesa lleva el sello de la multiculturalidad en sus excelentes restaurantes; pero lo mejor es acercarse a alguno de los lugares frecuentados por la gente del pueblo y pedir lo mismo que ellos: té con leche o café servido en vaso de cristal y una “hobza”, rebanada de crujiente pan bañada en aceite de oliva, untada con tomates maduros y rellena con una mezcla de atún, cebolla, ajo, tomates y alcaparras; o pastizzi, trozos de hojaldre con requesón o puré de guisantes.

Diversión y dormir

En cuanto a la diversión, febrero y su Carnaval esperan a los turistas para hacer las delicias de chicos y grandes; las Fiestas religiosas son todo un acontecimiento popular que durante tres días llevan las multitudes a las calles, y todo el año la noche se hace presente en clubes, bares y discotecas. La oferta hotelera es muy buena, desde establecimientos de lujo hasta otros más económicos, hay para todos los gustos y presupuestos.